Entrar en comunión
Cada uno es débil o fuerte en su posicionamiento ante la vida. La debilidad no es una pérdida de fuerza, simplemente es una manifestación de un momento de comprensión diferente, a través del manifiesto que se está escribiendo poco a poco. Las páginas del libro de esta experiencia de la vida les irán cohesionando. Palmo a palmo, momento a momento, sentimiento a sentimiento.
Dejen que todos los argumentos que hayan podido esgrimir en su pensamiento salgan volando y comenzarán a soltar, de alguna manera, lo que les ata a sus condicionamientos.
El eje divino es perfecto. Por lo tanto, ustedes son esa parte de perfección.
Nadie entra en una comunión si no hay un valor intrínseco y necesariamente reconocido en su interior. El mundo de los vivos es complicado. El mundo de los que todavía no han trascendido no es menos complicado. Sin embargo, cuando ustedes perciben la energía de los seres alados, o la manifestación de los dotados por encima del rango universal, están en disposición de sentir, percibir, notar y, así mismo, comprender sin pensar; activar su sanación, de manera inconsciente, pero realmente deseada por ustedes.
En el medio de toda la información, siempre, siempre, estarán ustedes presentes. Si se permiten resentir, al mismo tiempo que liberar, podrán avanzar con mucha más facilidad hacía su propio propósito.
Lo emergente es latente. Ciertamente lo es. Veo la luz de sus cuerpos atravesando el umbral del crecimiento espiritual. El condominio que tienen de estas latitudes de la conciencia es importante para no perder coherencia en su propósito, en sus actividades, en su destino o en propio sino. El caso es que estén presentes. Este presente les prepara un futuro inmediatamente. Y hermosamente definido por ustedes en algún punto equidistante de su propio universo.
A través de los sucesos y experiencias, que transportan cada una de las informaciones, son libres de elegir de qué manera vivir cada una de ellas en su propia consonancia.
Amarse profundamente también es respetarse y, desde luego, respetar y amar al prójimo en sí mismo. Olviden de alguna manera lo que interrumpe su sentir, o déjenlo a un lado. En un mejor resentir ya será manifestado.
Créanme, son humanos conscientes. O al menos, eso pretenden. Y de esa manera, en esa conciencia que les espera a la hora de evolucionar y compartir, son una parte de la luz divina.
Lo inverosímil no tiene sentido, aunque sí es cierto que si quieren darle sentido a algo que no es perceptible en su totalidad, la cabeza les dará vueltas, sin respuesta. Sin embargo, si se dejan, si se acogen, si permiten, su corazón hablará de manera soslayada y podrán recibir la energía; revelada por la luna brilla en su interior.
En lo que profesionalmente hacen con sus vidas, han de ser conscientes. En lo que amorosamente otorgan o reciben, de la misma forma en lo que están compartiendo en este momento. Máxima presencia. Máxima conciencia, la que han reconocido hasta este momento. Máxima cohesión, la que les permita su corazón. Y atravesando el umbral de la luz van todos los seres que traspasan el umbral en compañía de ustedes.
Son un Dios lumínico. Un Dios Universal. Un Dios fractal. Un Dios armagedónico.
Son todos esos Dioses en uno, y comparten su vida a través del alma con los demás. No son una puerta, son muchas puertas. Son muchos portales. Son la mayoría de todos los fractales ensamblados en este pequeño instante.
Los escribas y fariseos rompieron sus juramentos. No hay lamento para el que rompe con su Dios interior, con el Padre, con la llama, con la intensidad que emana del alma. Yo les digo que desde ustedes hacía la luz sólo hay el paso del amor puro y divino que son en esencia.
Quisiera decirles que el mundo está en coherencia, aunque siento decirles que no es así. También les diré que están dispuestos a converger en este lugar, como en cualquier otro, y de la misma forma que se les otorga sanación, se les otorga presencia. De ese ser creador.
Lo inhóspito de las personas en un momento determinado les hace cambiar sus vidas y descubrirse así mismos en otra dimensión. El ejercicio de ser humilde es básico para cualquier Don Universal. Y la belleza del interior es la flor de loto de Dios.
Son algo más que sólo un cuerpo. Algo más que sólo un alma. Son la energía que emana y vivifica en todos sus fractales.
Doy fe de su humanidad en cada paso que dan. Y, sinceramente, los pasos que están dando les ayudarán a comprender hacia donde van y de qué manera quieren llegar.
En el olvido no quedan los actos de las simientes de amor y, desde luego, todos los actos de perdón y reconciliación. Toda la generosidad abre campos de fuerza inmensos y de contención desde la oración para que cualquier segmento de luz incida en lugares donde sea necesario y preciso amortiguar el dolor o el sufrimiento de otros. Y dado que son compasivos y generosos, se les otorga esa potestad en cualquier estado y lugar de su alma. La milésima partícula que decida compartir la oración abrirá su campo de luz en proporción al amor que está generando desde su interior.
Pido desde el amor que su ejercicio de comprensión y liberación sea acompasado, y que se permitan desde esa oración emanar compasión para todos los que están pasando momentos duros, difíciles, en cualquier lugar de la Tierra, a su alrededor, a su lado… ustedes mismos.
Pido para cada hombre y mujer de la tierra que pueda ver con claridad qué hacer, cómo hacer; para compartir de la manera más amorosa con sus semejantes; para aportar a aquellos que pierden a su familia, su casa, por su bien. Por aquellos que nunca los tuvieron y sostienen la vida en el amor que sienten. Para todos quienes de alguna manera están en la disposición de servicio, para que todo sea fácil y sencillo, para que aúnen el criterio del amor universal de forma responsable y generosa.
No son la parte que decide, sino la parte que elige compartir y vivir las experiencias del mundo en sí mismo, en todos los estamentos. Ni ricos ni pobres, ni ancianos ni jóvenes, son la humanidad al completo. Y esto genera el peso de la gran responsabilidad de actuar en consecuencia y coherencia a todo ello.
La resiliencia del alma, la estructura que se enciende y se apaga conscientemente, inconscientemente. Esa resiliencia les ayuda y les ayudará siempre a estar en pie.
Dios es grande en su liberación, en su presencia, en su comunión, en su esencia. Y les abre la puerta a todo ello sin ninguna distinción, tan solo desde su amor. Lo inmanente, lo permanente, lo latente, todo ello fluctúa de manera acompasada en la hora de lo que emana de Dios.
Permítanse ser felices, no renuncien a la ilusión. Caminen con compasión, dejen entrar el amor. Vibren en la armonía. Sean cautos en la vida. Reconecten su valor. Aprueben cada momento de su propio sentimiento y dejen entrar a Dios en su corazón.
Hoy les habla el que reserva la profecía para un buen día en comunión. Hijos de la Madre Tierra, conectarse con ella les libera. Hijos del Padre Cielo, conectarse con Él ahuyenta su pensamiento. Elijan lo que precisen en cada momento como el mayor de los regalos en cada situación.
A través del campo María Pilar