Amaros sin más
Tomar presencia de vuestra conciencia. Abrir vuestro corazón y descubrid el Amor que sois en esencia. La presencia os hará reconoceros en aquello que se manifiesta y de toda la experiencia que vais a compartir: el aporte de energía; la sensación, la vibración; el campo de la armonía. Resentiréis en cada átomo de vuestro cuerpo aquello que permitáis que llegue hasta el corazón. Y sin alejaros ni un minuto de vuestra condición, permitiros la emoción, la liberación, el reconocimiento. Abrazad vuestros talentos y descubrid que el Amor es algo mayor que Dios porque Dios lo ha contenido. Y en el Espíritu Santo se manifiesta la credencial más directa de la palabra divina, la partícula asociada a vuestro ser que comienza a florecer en todo lo que activáis, reconocéis y sanáis a lo largo de la vida.
Aquello que deviene y llega al alma la acompaña el resto de su existencia en la Tierra. En el mundo de los vivos, las sensaciones a veces son vanas. En el que no lo están, no hay sensaciones que valgan; es la pura luz que vibra en armonía, sincera con aquello que desprende el alma que se conecta. El entramado de luz es casi imperceptible para vuestro ojo. Sin embargo, para el otro, para el que ve desde el corazón, desde el sentimiento puro, para ese hay visión porque comienza en el amor, en el retorno al hogar, al centro, al interior, a la base más hermosa de vuestra precognición, la intuición en la armonía.
Hay credenciales distintas en cada ser humano en la Tierra, más no todo está perdido. Habéis abierto el Sagrario porque lo habéis permitido. Y de esa forma sale la llama que se conecta con la energía directa de la fuente universal. Del aclarar las mañanas, cuando el día se despierta, salid a vuestra ventana y despertad cada día dando gracias desde el alma.
Creo que sois suficientes. Los que estáis en disposición de recibir bendición, sanación y condición para la nueva esperanza, para la clase de vida que avanza hacia vosotros. Y si no os alejáis, si os cogéis de la mano y dignamente miráis lo que ocurre alrededor, sabéis discernir mejor lo que pasa por vosotros; a través de los esbozos de palabras, de experiencias, de vivencias… las que vais a compartir.
Traed la disposición y la presencia perfecta para que todo aquello que de pronto se conecta, haga acto de presencia. Luz en todas las esferas, en cada una de ellas. Sin distinción.
Terminaréis por saber lo que ocurre, lo que pesa, lo que sucede y no cesa, lo que alcanzáis a crecer. Dentro de la sintonía de la alegría, vibra la vida en general. O así habría de vibrar.
Si de la mano cogéis al hermano que tenéis a vuestro lado, uno a uno iréis formando una cadena de amor que rodeará la Tierra y la hará sentir mejor. Y agradecerá, muy dentro, lo que ocurre. Para llevaros a ser mejor, más amables con vosotros, con los otros. Más generosos. Más autoritarios sin autoridad.
Sentaros en la arena de la playa, en el campo, en la montaña, donde quiera que sintáis. Y con la mano en el pecho elevar vuestro proceso a la máxima entidad, la que sois en realidad en todo vuestro proceso. Amaros sin más. Sin más.
A través del campo María Pilar