La labor humanitaria

Ya llevan mucho tiempo los hombres percibiendo que algo está ocurriendo en su entorno, alrededor, y todo lo que sucede, aunque lo comprenden, no lo aceptan en realidad. Cada ser humano estigmatiza de una manera corriente y propia la energía.

Toda una labor humanitaria la de acompañar los procesos de las personas que sufren y no hayan paz a través de su alma. Restitución de aquello que, aunque inconexo, es directo.

Sean bienvenidos a un nuevo experimento de la humanidad: el de la soledad y el miedo que se ha vertido sobre todos aquellos que han permitido que la apertura de su ser pasara por esa experiencia y ver a través de ella como se manifiesta la información más correcta para ayudar a sostener a aquellos que ahora sufren el éxodo de sus hogares.

Sean siempre formales y respetuosos con la energía de aquellos que lo pierden todo –y por «todo» no se entiende la vida, sino aquello que la acompaña–. Activamos el canal de oración en el momento que sea preciso y no se olviden de pedirlo.

Todo pasa por una razón en el mundo de los vivos. Y en el mundo de los que ya no están, también. Créanme, ser sinceros es ahora básico y necesario. «Tu palabra es la Ley». La palabra del Padre, el Hijo la recibe, el Espíritu Santo la otorga y la bendición llega en forma de ondas liberadoras de la energía que en otro tiempo fue necesaria.