Puentes entre lo divino y lo terreno
Cada vez que acercáis el canal a una presencia o deidad alada, ésta se manifiesta como si fuera su coartada para abrir la experiencia inconmensurable de las vidas sesgadas por la ignominia y el dolor. Todos aquellos cuales fueren sus nombres, sus hechos y sus acciones en el mundo de vivos que ahora han dejado, se elevan por encima de los seres alados y continúan su camino para dejaros libre esta experiencia humana de redimiros ante vosotros mismos y ante la generación viniente de los que todavía son durmientes y despertarán de aquí a unos años, su simiente. Lejos de afectaros por aquello que tan grave ha podido ser para la humanidad, vosotros estáis exentos y continuaréis sin más la labor de los que están destinados a hacer una labor general.
Bendita sea la hora y la gracia que manifiesta este ser a través de aquel que puede ver y saber qué es aquello que ya es.
Si fueran… libros, si fueran… aguas o si fueran… cualquiera de las experiencias humanas, todos ellos están vinculados a la energía alada.
Tanta simiente perdida o desconectada ha llevado a la humanidad a lo más cercano: el caos. La restitución de todo el amor y la armonía que reside en la Belleza del que alcanza la presencia de Dios en su corazón, ha tomado como camino la remisión de la enfermedad y el dolor del sufrimiento propio y ajeno.
Respuestas tenéis a montones. Alrededor de vuestros corazones hay una luz –que manifiesta este ser a través del canal– que todavía está por ver y desvelar los secretos que llegarán sin tardar a la humanidad. El valor y la disciplina han conminado en este estado a un gran polo opuesto: el pasado y el presente y el futuro transigente. Ver cómo es el cielo ya lo habéis visto. Saber como es la muerte ya lo habéis vivido. Restituiros como simiente os toca hacerlo a través de la experiencia de un ser viviente.
Aniquilar los pensamientos es harto imposible. Sin embargo, serenarlos, acallarlos y darles alimento amado es posible y necesario. Cualquiera que fuere el hecho que se está transmutando o la vivencia que se está denostando, vosotros sois Amor en todos vuestros estados.
Catapultados a la destrucción, los milenarios hombres de otros estados de conciencia y liberación fueron llevados a un estado superior y de ahí a su propia desaparición.
Quienes fueron llamados a contar con vosotros serán también llamados a contar con nosotros. Y no dejéis de estar en este campo María Pilar; abarca un campo espiritual de dimensiones exacerbadas que difícilmente puede comprender la humanidad. Tan siquiera un momento de paz y sinceridad, de tranquilidad, de amor y de sanación, de cualquier participación que lleve su cuerpo físico o su cuerpo espiritual, será bienvenida a otorgar y a revelar aquello que es necesario restablecer en la humanidad: un punto de equilibrio entre la existencia normal, la existencia viva humana y aquella que no lo es.
Si tomáis vuestro tiempo, desde saber que sois, la primera visión será… lo que no veis de vosotros mismos. La siguiente será la conformidad de lo que sois en realidad y nada os acercará u os alejará más a Dios que vosotros mismos. Siendo puentes entre lo divino y lo terreno, sois algo más que todo eso. Y diversificar en todos vuestros aspectos os lleva a reconoceros por definición.
Asomaros a la ventana siempre que os de la gana, os plazca u os venga en gracia. Tomar de vuestras simientes el amor y la fe que conviene expandir a través de lo que viene a residir en el Alma.
Como sois una materia viva programada en todos los aspectos de vuestra existencia, sabed que fotones, electrones, magnetrones (cualquiera de las figuras asociadas a la radiofrecuencia–frecuencia universales) es la primera parte de vuestra genealogía humana, espiritual y psíquica.
Desprenderse de los egos humanos es harto complicado si no se reconocen en todos los estados. Y cada estado abre un ego mayor o menor dependiendo del grado de la sacralización.
Vienen, por supuesto, los que ya son y están los que se han quedado. Y para ello os han otorgado la liberación en el modo más amable y poderoso: la restitución de los compromisos de vida (sin alteración de la vida misma), la alineación de todas vuestras experiencias a través de esta vida y la restitución de la armonía, la fe y la paz en cada uno de vosotros. Si sois devotos… demostrarlo. Si sois dotados… vivirlo y demostrarlo. Si estáis en una disposición de otorgar o recibir sanación, simplemente hacerlo.
De forma adecuada, el Amor siempre traspasa las barreras de lo incognoscible y lleva a aquel que está disponible a su más alta esfera.
Todo aquel separado de sí mismo no puede ver más allá de lo que ha llegado a comprender porque necesitaba ver. Prontamente sabréis qué se ha de hacer para adquirir la presencia que os permite sentir esa energía de vivos.
Quienes creen en Dios creen en sí mismos y crean a su alrededor ondas de difusión de tamaño importante. No entreguéis vuestro ser por doquier. Entregar aquello que pertenece a todos del modo más sencillo y amable. Compartirlo a través del gozo y la experiencia de salvar siempre es extraordinaria, aunque no la realidad.
Cuando sois libres de elegir, sois felices de vivir. Cuando se coarta vuestra libertad, perdéis vuestra identidad. Cuando en apariencia la tranquilidad aumenta, en realidad vuestro miedo está presente para alentaros en la forma de estar.
Devengo de la fuerza superior y de la inferior, de todos los arquetipos y del centro del Amor. Cada uno de vosotros es dotado y preparado para recibir en su Sagrario aquello que es necesario y nadie está exento de ello pues así ha sido otorgado y concedido desde un más alto rango de la Conciencia.
A través del campo María Pilar